Hace una semana me regalaron un
momento mágico: vistas de mi Madrid desde el cielo, desayuno riquísimo, charla
de cuidados y conversaciones con café. Conseguí encajar la pieza de este regalo
perfectamente en mi mañana y disfruté todo muchísimo. Además Olay me regaló
todo eso por escribir, una de las cosas que más me gusta hacer. Para completar la receta de felicidad, salí de allí con otros dos regalos: un serum y una crema
de día.
Pensé en mi madre A. Cuando me
llevaba de adolescente a Geli d´Mora. Un espacio que había en la Puerta del
Sol, donde íbamos personas con problemas de granos. Para lo que había allí, no es que tuviera muchos, pero mi madre, llegada mi pubertad, se preocupó y
decidió invertir en mi piel. Le estoy muy agradecida, pues allí aprendí muchas
cosas que el otro día Olay me recordó: la importancia de la limpieza diaria, de
la protección solar… También me dijeron
en el cielo de Madrid que yo tenía los poros muy abiertos, cosa que ya mi hijo
había descubierto hace tiempo: http://macarenamenasantos.blogspot.com.es/2015/11/romeo-descubre.html
Otra cosa que aprendí el otro día es que por la noche también la piel se ensucia. Vamos,
una mañana redonda como la O de Olay.
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